viernes, 21 de julio de 2017

La cantante mexicana Olivia Gorra será objeto de un homenaje en el Palacio de Bellas Artes en septiembre próximo.

La cantante mexicana Olivia Gorra será objeto de un homenaje en el Palacio de  Bellas Artes en septiembre próximo, en reconocimiento a su trayectoria artística de 30 años y por la labor que viene desarrollando en pro de nuestra música.
El evento estará apoyado por la Secretaría de Cultura.
Esa noche se llevará a cabo una gala con la actuación estelar de la propia Olivia, quien, entre otras actividades, realiza desde hace tres años un concurso de canto que lleva su nombre con la finalidad de difundir la música mexicana.
“Precisamente a fines de julio se cierran las inscripciones -señaló la soprano-. Esta será la tercera edición del certamen y estoy segura que habrá talento a raudales”.Apoyada por el Fonca (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes), la cantante impulsa a través del concurso la música mexicana que parte desde tiempos de la Revolución hasta nuestros días, y rescata al mismo tiempo música de diversos compositores que “ahí está en las partituras, pero nadie la conoce o la escucha”, dijo la artista nacida en Coatzacoalcos, Veracruz.
Y como una actividad paralela Olivia Gorra sostiene un intercambio artístico con Rusia, lo mismo que con algunos estados de nuestro país. Porque resulta que en la tierra de Vladimir Putin la invitaron a cantar y hasta organizaron un concurso de canto que lleva su nombre. Los ganadores del certamen ruso vienen a México y los vencedores del certamen mexicano viajan para allá.

via:elsoldemexico

lunes, 17 de julio de 2017

“Crear música en tiempo real es improvisar, hacerlo en diferido es componer”, dice la profesora Maricel Totoricagüena

Un seminario que se enmarca "dentro de un objetivo general que es trabajar con todo lo que tenga que ver con la creatividad musical", ha explicado Maricel Totoricagüena, directora de 'Improvisación libre y creación musical a partir de músicas tradicionales del mundo', el monográfico que se ha clausurado hoy en Noja dentro del marco de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria (UC). "Hay dos maneras de crear música, una en tiempo real y otra en tiempo diferido; crear música en tiempo real es improvisar, aunque hay que tener un bagaje para ello y crear música en diferido es componer", aclaró. 
Maricel insistió en que "la idea de este curso es la de improvisar" y hacerlo "desde dos facetas diferentes: una, desde lo que sería la música tradicional, donde hay ya unos códigos más cerrados, y la otra basada en la improvisación, en lo que a uno le sale de dentro".
La musicoterapeuta Érica Zisa, que ha participado en el monográfico, se centró en que los alumnos aprendiesen a improvisar utilizando conceptos gráficos. "Yo trabajo mucho con líneas, puntos, ondas, yo pienso en dibujos cuando improviso", aseguró, "aunque no sé si el sonido me evoca esos dibujos o son los dibujos los que me evocan el sonido".
Zisa, que también es profesora y directora de coros, aclaró que "no es necesario tener una buena base musical para improvisar". "Yo esto mismo lo trabajo con niños y responden muy bien porque tiene muchísima imaginación y no tienen prejuicios. Tener la cabeza amueblada, a veces, es un problema para romper esquemas", explicó.
Sobre este asunto, también insistió en que "hay mucha gente que lee música, lee partituras e improvisa estupendamente", pero "hay mucha otra que no, que les quitas la partitura y no saben tocar. Esa gente se encuentra con el problema de no tener nada delante y cuando no tienes nada, lo que tienes que hacer es escuchar mucho lo de fuera y lo de dentro".
En el seminario se ha trabajado con todo tipo de sonidos. "Aquí vale todo, todo puede quedar bien". "Cualquier persona que no sepa música, si está escuchando algo improvisado, también reconoce una nota atonal", dijo Zisa, "por eso vale todo pero entre comillas, porque vale todo lo que uno mismo elija poner". "Hay que trabajar mucho pero hay que funcionar sobre la marcha, no vale planificar lo que uno va a incluir en la composición, eso no sería improvisar", explicó.
La artista trabaja con el sonido "como si fuese un objeto plástico, como si fuese arcilla, barro, colores" pero "el primer trabajo que hay que hacer a la hora de improvisar es explorar la voz y a ello les animo a los alumnos, para que vean con qué cuentan a la hora de improvisar".
Durante las clases, Zisa confesó a los participantes que este concepto a la hora de entender la música llegó tras su descubrimiento de la música contemporánea. "Empecé a estudiar música a los diez años pero hasta los quince no escuché por primera vez música contemporánea. En ese momento me quedé desorbitada y me sentí engañada porque a mí me costó mucho hacer la carrera de música, no terminaba de encajar", contó.

via:unican
Servicio de Comunicación
Difusión de actividades, imagen corporativa…

martes, 4 de julio de 2017

"LA MÚSICA COMO LENGUAJE UNIVERSAL"

La música como lenguaje universal
Un lenguaje tiene dos componentes fundamentales: 1. un conjunto de símbolos que tienen significado (palabras) y 2. Un conjunto de reglas para combinar esos símbolos en combinaciones largas (frases y oraciones) que tienen un cierto significado (sintaxis). Es importante sin embargo, distinguir entre lo que es un verdadero lenguaje de lo que es un sistema de comunicación como el que tienen muchos animales. Ciertos animales emiten sonidos que denotan un significado de hambre o alarma o por ejemplo, pero carecen de las reglas para combinar esos sonidos. Por otro lado, cuando un pájaro macho emite trinos (símbolos) destinados a cortejar a una hembra, cada trino por separado no tiene significado, mientras que la combinación de ellos si lo tiene.
Del mismo modo, la música tiene también reglas muy definidas para combinar sus elementos (sintaxis), pero cada elemento per se (notas, acordes, intervalos) no tienen un significado definido. Es la composición en su integridad (melodía) la que tiene significado, la que origina fuertes emociones en la persona que escucha la música. Las emociones que despiertan las melodías son parecidas a las que despiertan las melodiosas palabras de un orador o de una persona enamorada y que los lingüistas denominan la prosodia del lenguaje.
La música en el cerebro
Interesantes experimentos hechos por el Dr. Charles Limb en la Universidad de Johns Hopkins han revelado que la música utiliza los mismos circuitos cerebrales que se activan al usar el lenguaje verbal. Durante el lenguaje verbal (una conversación), estudios hechos con la resonancia magnética funcional (FMRI) han revelado que el cerebro no solo usa las clásicas zonas cerebrales atribuidas al lenguaje, las cuales van descifrando las palabras y el orden de estas (sintaxis), sino que activa muy fuertemente las zonas cerebrales que tienen que ver con el significado de lo que se dice (semántica).
Pero en su ya clásico experimento en el que un músico tocaba un piano electrónico en una máquina de fMRI, el Dr. Limb descubrió que el cerebro del músico funciona de manera diferente cuando toca una melodía memorizada de una partitura o cuando improvisa melodías de jazz, que al igual que cuando conversamos con alguien, improvisa notas, acordes y melodías. El Dr. Limb descubrió que al tocar una melodía memorizada, al igual que al hablar, el cerebro activaba las zonas del lenguaje y del significado (sintaxis y semántica), pero al improvisar música, se inactivaban las zonas cerebrales del significado, lo cual significaría que el improvisar música es mas una actividad sintáctica que semántica.
La música como un gatillo emocional
Pero además de las investigaciones neurocientíficas, el proyecto Sound Health estimulará las investigaciones para encontrar como esos hallazgos pueden ser usados en usar la música en el tratamiento de algunas enfermedades que afectan al ser humano. Los primeros intentos de usar la música como terapia surgieron en el tratamiento del síndrome de estrés post traumático (PTSD por sus siglas en inglés) después de la segunda guerra mundial. En la actualidad, después de mas de 100 revisiones del efecto de la música en la salud, incluyendo 10 análisis de Cochrane (consideradas la forma de análisis de mayor evidencia), puede decirse que la música es un excelente coadyuvante en el tratamiento de algunos síntomas del cáncer infantil, autismo, enfermedad de Alzheimer, dolor crónico y enfermedad de Parkinson.
En ese contexto, dos hallazgos científicos apoyan el uso terapéutico de la música en el ser humano. El primero es que la música no solo es capaz de aumentar significativamente la concentración de dopamina (el neurotransmisor de las emociones) por el sistema estriado cerebral – por lo que decimos que ciertas melodías “nos llegan al alma”-, sino que el cerebro es capaz de producir dopamina en anticipación al estímulo musical –lo que explicaría el éxito de los conciertos musicales en los que los musicófilos ya están motivados desde antes del concierto-.
El segundo es que ciertas áreas del cerebro (localizadas en la corteza auditiva cerebral) solo responden al sonido de la música pero no a sonidos aislados, por lo que los científicos se preguntan: si la música no fuera tan importante para el ser humano ¿por qué tendría que tener una zona especial en el cerebro, una especie de cuarto de música cerebral solo para recibirla e interpretarla?
Franz Schubert pidió morir escuchando el cuarteto de cuerdas No 14 de Beethoven. ¡Qué manera de llenar su cuarto de música cerebral en su último viaje!